¡A LA RICA HORCHATA!
Pero hay que darse prisa que el buen
tiempo se acaba y con eso se nos despide este aguaducho (hasta el próximo año si la autoridad lo permite) de un Madrid
tradicional que se nos va de las manos….
¡Qué no se quede nadie sin probar esa
horchata, sin duda la mejor de la capital!
HORCHATA: La horchata de chufas es una bebida
característica que está elaborada con agua, azúcar y chufas.
GRANIZADO DE LIMÓN: El granizado de limón es una bebida
elaborada con agua, limón y azúcar.
AGUA DE CEBADA: El agua de cebada es el líquido resultante de la cocción de la cebada.
Con estos tres productos, dos hermanos,
Miguel y Jose nos refrescan todos los veranos la canícula madrileña y algo más.
Empiezan por Semana Santa y terminan por octubre, si el tiempo no lo impide.
Es el último kiosco de este estilo
que queda en Madrid, y lleva ya 71 años instalado en la calle Narváez, esquina
Jorge Juan…
Este
aguaducho, como le gusta denominarlo a Miguel, lleva situado en la calle
Narváez, esquina con Jorge Juan, desde 1944, ofreciendo esas bebidas naturales
elaboradas artesanalmente.
En todo
este tiempo se han convertido en unos apreciados vecinos que hablan, bromean y
comparten momentos de grata conversación con todas aquellas personas que
conocen, una clientela fiel del kiosco a la que se unen personajes populares y
famosos, de los que luego nos desvelarán algunos nombres.
Comenzamos
hablando con Miguel quien, como veterano de este modesto negocio, nos cuenta la
historia de esta familia que lleva casi un siglo dedicada a la fabricación
artesanal de estas deliciosas bebidas.
¿Desde
cuándo está el kiosco en la calle Narváez?
Miguel: Aquí, desde el año 1944, lo abrió mi
abuela María y mi abuelo Manolo, con sus hijos, María, Dolores, Manolo y Ramón,
es decir hace 71 años.
Pero
anteriormente estuvo instalado en otros sitios…
Miguel: -Sí, mis bisabuelos estuvieron en la
calle Maria Guerrero, y desde el año 36, con su hija, es decir mi abuela,
estuvieron en la Plaza de Las Cortes, pero cuando estalló la guerra no dejaban
montar ningún kiosco en las calles de Madrid, y volvieron en el año 40 o 41 a
la Plaza del Carmen, donde estuvieron un año, y luego les dieron otras
ubicaciones hasta que en el 44 llegaron aquí donde hoy seguimos…
¿Habéis
ampliado el negocio?
Miguel y
Jose: -El Kiosco se
ha hecho un poquito más grande y eso es lo que hemos ampliado…
Vuestros
productos básicos son…
M y J: -Horchata, granizado de limón y agua
de cebada, eso es lo básico.
M: -Luego están, como decía mi abuela,
las guarrerías, las ‘guarricolas’ y ahora también tenemos horchata sin
azúcar.
¿A qué
época se remonta el agua de cebada?
M: -Pues al 1870 o por ahí…
¿Y la
horchata?
M: -Esa es un poquito más vieja… (se
ríe) pues ya con Jaime I el Conquistador, se empieza a beber horchata, es
lo único que se sabe en ese momento, luego se desconoce si se sigue bebiendo o
no, no hay muchas referencias de eso… Se han encontrado chufas en Egipto, en
las pirámides, en los sarcófagos de los faraones…
¿Qué
horario tenéis de apertura?
M: -Desde las once menos cuarto hasta
las dos y desde las cuatro y cuarto hasta las 9 y media o diez menos cuarto
todos los días, y fiestas de guardar también.
Es un kiosco
por el que han pasado y siguen pasando mucha gente, y mucha gente famosa.
Miguel comienza a decirnos nombres y la lista es interminable, haciendo
referencia a la última visita de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena.
‘Ha
pasado mucha gente, desde el cuñado de Franco, Serrano Suñer, cantantes de
aquella época como Antonio Martelo o Luis Mariano, más actuales como Junior,
Rocío Durcal, los Pekenikes que vivían en la zona de Ibiza… Ana Belén, Pastora
Vega, Imanol Arias, Aute y señora, Rosana, José Luis López Vázquez, Manuel
Alexandre, Álvaro de Luna, Amparo Soler Leal, Carmen Sainz de la Maza, su padre
Regino Sainz de la Maza, Aitana Sánchez Gijón Caco Senante, Fernando Sánchez
Dragó, Ángel Sopeña, Enrique González Macho, José Luis Cuerda; de la farándula
hemos tenido a todos, gente de televisión, de radio, de periódicos, porque aquí
abajo estaba el diario Pueblo y cuando cerraban subían y a eso de las dos o las
tres de la mañana tomaban agua de cebada… Y también algún que otro importante
gentleman, -dice con
sorna-
¿Estaba
abierto hasta tan tarde?
M: -Antiguamente sí, hasta las tres, las
cuatro, y como anécdota un día que hicieron huelga los autobuses hasta las 6 de
la mañana, mis tíos se tuvieron que ir andando a su casa, a la Dehesa de la
Villa…
Sois el
último kiosco…
M: -El último aguaducho típico de
Madrid, (matiza), esto eran los aguaduchos que había en Madrid. En la zarzuela
“Agua, azucarillos y aguardiente”, estaba el kiosco de la Pepa, cuando
la gente paseaba, se sentaba en los bulevares o en las mesas y tomaban
horchata, agua de cebada …
¿Cuántos
kioscos llegó a tener Madrid que sepas?
M: -En Madrid unos 300, en los años 60,
unos 300. Yo he conocido unos cuantos…
¿Por qué
han desaparecido?
M. –Primero porque los abuelos, los
padres, los hijos han seguido, pero los hijos de los hijos y algunos nietos
quieren un trabajo más tranquilo
¿Es muy
sacrificado?
M: -Si, hay que estar aquí todos los
días, haga frío, haga calor…
¿Y a ti,
Miguel que te ha llevado a seguir?
M: -¿A mí que me ha llevado?,….pues mira
que nací en O’Donnell y las hermanas me trajeron aquí, y desde que nací he
estado en el kiosco metido…
¿Y a
Jose?
J: -Pues también la tradición familiar…
¿Pero
llevas menos años que Miguel?
J: -Sí, venía de pequeño, cuando tenía
unos ocho o diez años hasta los doce, a echar una mano, a fregar vasos y demás…
M: -Toda la familia estaba trabajando
aquí, unos por la mañana, otros por la tarde. No te obligaban, te mandaban, “te
mandaban” y si no venías cobrabas…
¿Se te
pasó por la cabeza dejar el kiosco?
M: -A mí por la cabeza se me pasan
muchas cosas (dice jocosamente)… pero no soy hijo de Botín y sigo porque es la
costumbre, estoy acostumbrado desde pequeño a lo mismo, a lo mismo, a lo mismo…
y estás en casa y estás pensando en esto y sales para casa pensando en esto…
J: - yo estoy por tradición y por el
tema laboral, Madrid quema mucho, yo antes estaba de trabajando en reparto y
quema mucho estar todo el día en la calle y decidí cambiar a ver si mejoraba un
poco la situación y bueno, estoy aquí todo el tiempo que puedo.
¿Da para
vivir?
M: -Da, pero tienes que tener mucho
cuidado… tienes que ser un poquito catalán…
J: -Tienes que tener mucho cuidado…
M: -Como te diría… que si puedo, puedo…
que si no puedo, no puedo… (Haciendo alusión a que tiene que plantearse los
gastos con prudencia)
¿Hasta
cuándo pensáis seguir?
M: -Hasta cuando me jubile.
J: -Como él tiene más edad, se jubilará
antes y yo voy a intentar seguir. Me gustaría seguir aquí porque además hoy en
día el tema laboral está como está… y a no ser que encuentre un local que con
eso te puedas defender y estar todo el año, pues habrá que seguir aquí
aguantando.
Ósea que
el día que este kiosco cierre, esto se acabó…
M: -El que quiera seguir que siga, pero
tiene que gustarte si no, no haces nada…
J: -Acabará con nosotros, porque yo
tengo una hija, pero como cualquier hijo de vecino, tiene sus estudios y tiene
su universidad, entonces, como le habrá pasado a mucha gente, si son varios en
la familia, pues quieren seguir, pero si solo es uno y si tiene suerte y
encuentra un trabajo… esto es muy bonito, pero hay que reconocer que es muy
sacrificado y estás a expensas de lo que pueda pasar incluso políticamente,
mañana te sale uno que dice que va a hacer una remodelación de la calle y la
hago peatonal o pongo esto y no quiero kioscos en la calle y como contra eso no
puedes luchar, y eso que aquí mucha gente nos dice que si pasa eso pues
recogemos firmas y tal, sí, sí, puedes recoger todas las firmas que quieras…
M: -Pero de momento te echan el cierre…
J: -Y cerrado te quedas…
¿Qué
pedirías a la Administración?
M: -Le pediría menos papeleo… estoy
harto de tanto papel. Todos los años llevo los mismos papeles, pero “no me
conocen”…
J: -Eso es lo malo, que sigues en el
mismo lugar y te siguen pidiendo las mismas cosas, si somos los mismos, no
hemos cambiado, si dijéramos que mañana aparte de esto vamos a vender
bocadillos y otras cosas, pues vale…
M: -Eso es lo mismo, no entiendo porque
si tengo un permiso por 15 años, arreglado para otros 15 años más, solo tendría
que llevar una hoja, que pusiera ahí “renovar” y ya está, pero no un tocho de
hojas,…
J: -Y luego también que respeten un
poco todas estas cosas tradicionales, yo eso siempre lo he dicho… Todo lo tradicional de Madrid se
está perdiendo, no se respeta…
En eso no
es como en Barcelona, que intentan conservar la tradición.
M: -Así es, aquí da igual…
Por esa tradición, que no se cuida ni
se defiende, y por lo que iba a perder el paladar de los viandantes de Madrid,
nos gustaría alzar la voz por este tipo de establecimientos, una oferta
diferente al consumo habitual del verano en Madrid, para que no desaparezca.
Acercaos a conocerlo y dad vuestra opinión.
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