El filme
está dirigido y protagonizado por John Liu, un imitador barato de Bruce Lee que
residió en España y que, tras varios escándalos, fue encarcelado en una prisión
de Zaragoza. El personaje en cuestión es un viejo conocido del festival, ya que
su película “New York Ninja”, filme de 1984 que fue rescatado del olvido
por la compañía estadounidense Vinegar Syndrome, triunfó en la
edición de CutreCon del año 2022.
“Made In
China” es la obra
que “convirtió a Liu en una leyenda del cine cutre”, explica Carlos Palencia,
director del festival. Se trata de “la desvergüenza hecha cine; posiblemente el
más esperpéntico ejercicio de egocentrismo jamás realizado por cineasta
alguno”, cuenta Palencia, quien no se queda corto y añade que estamos ante “una
absoluta desfachatez montada a partir de fragmentos de distintos largometrajes
sin acabar, lo que da lugar a un galimatías idiotizante”.
SOBRE
JOHN LIU
Conocer a
John Liu (Taiwan, 1944) es conocer probablemente a uno de los personajes más
enigmáticos, impresentables e inmorales de la historia del cine. Liu, cuya
biografía no está del todo clara, era un luchador de kung fu que durante los
años 70 comenzó a rodar en Taiwan cintas de artes marciales de bajo presupuesto
a raíz del éxito meteórico de Bruce Lee.
No obstante,
Liu nunca llegó a triunfar a nivel internacional, quedando como un imitador de
poca monta de Lee (aunque iba diciendo que era su amigo), carente de todo
talento y carisma, pero al que desde luego no se le puede achacar su tenacidad
a la hora de buscar el éxito.
Tras rodar
en su país de origen, desembarcó en Europa, concretamente en París, donde
rodó, Liu in Paris (1981), hasta que abandonó la
capital francesa por asuntos que no están del todo claros. Sin embargo, la
reciente España democrática le abrió las puertas de par en par y Liu, quien
decía ser príncipe de un remoto país asiático, consiguió rodar en Canarias Dragon
Blood: Liu in Mexico (1982) escrita y dirigida por él mismo, y la
que es sin duda su “obra maestra” Made in China (1982).
Rodada
íntegramente en la Costa Brava, aunque ambientada en Zambia o Francia, en los
rótulos de las calles podemos leer “Carnicería María” o “Cerámicas
Ana”, quedando patente la falta de vergüenza de su creador. Sin embargo, el
momento álgido del filme es sin duda su desenlace, en el que es quizá el plano
más infame, inmoral y cuasi delictivo de la historia del cine y que no conviene
desvelar, para que el público de CutreCon pueda descubrirlo por sí mismo.
Poco tiempo
después del estreno de la película, Liu fue acusado de participar en una red de
trata de blancas, por lo que acabó recluido en una cárcel de Zaragoza. Tras
salir de prisión (hay rumores que dicen que escapó durante un permiso), su
paradero actual parece ser Vietnam, donde residiría en una cabaña en la
selva aislado del mundo, sin Internet ni teléfono.
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