Las
fallas del Pirineo, una fiesta ancestral llena de magia y misterio, declarada
Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, volverán a
iluminar este verano las noches de varios municipios del Alt Urgell, la Alta Ribagorça, el Pallars Jussà, el Pallars Sobirà y la Val d'Aran.
El Pirineo
leridano vivirá en los meses de junio y julio la singular tradición en la que
un grupo de jóvenes —o no tan jóvenes— baja de la montaña con troncos
encendidos, las llamadas fallas, hasta el centro del pueblo, donde les esperan
el resto de habitantes, y encienden una gran hoguera, normalmente un gran
tronco preparado durante semanas. La noche sigue con música y danza. La fecha
tradicional es San Juan, pero el calendario se ha extendido a los distintos
pueblos, por lo que se puede disfrutar de la fiesta durante casi todo el
verano.
El ritual se
ha consolidado todavía más desde el reconocimiento de las fallas del Pirineo
como Patrimonio Mundial Inmaterial, en 2015. En cuanto a Lleida, la declaración
beneficia a una veintena de pueblos: Boí, Taüll, Erill la Vall, Barruera,
Durro, El Pont de Suert, Llesp, Casós, Vilaller y Senet, en la Alta Ribagorça;
Arties, Les y Alós, en la Val d'Aran; Alins, Isil y València d'Àneu, en el
Pallars Sobirà, y La Pobla de Segur, en el Pallars Jussà. Las últimas
poblaciones que han recuperado esta tradición han sido Sort, en el Pallars
Sobirà, y Alàs i Cerc, en el Alt Urgell.
En la Alta
Ribagorça, uno de los lugares más emblemáticos en este ámbito, hay previstas
fallas en Durro (16 de junio), El Pont de Suert, Boí, Casós y Vilaller (23 de
junio), Senet (24 de junio), Barruera (2 de julio), Erill la Vall (8 de julio),
Taüll (14 de julio), El Pla de l'Ermita (21 de julio) y Llesp (22 de julio). En
todos los casos los falleros encienden las fallas –troncos resinosos de unos
dos metros de largo– en un lugar elevado de la montaña visible desde el pueblo
y, de las 22.30 a las 23 h, bajan las fallas, guiados por el mozo mayor o jefe
de grupo, hasta que llegan a la plaza de la villa, donde son recibidos con
música y el toque de las campanas. Con las fallas medio consumidas, se hace una
gran hoguera, se saca torta y vino para todos y se bailan danzas tradicionales.
La bajada de las fallas infantiles será en torno a las 22 h.
En La Pobla
de Segur, en el Pallars Jussà, la bajada en honor a la Virgen de Ribera se
cierra con un baile de sardanas en la plaza de la Pedrera y una cena popular
para los falleros y las herederas. Ambas celebraciones tendrán lugar el 17 de
junio.
En el
Pallars Sobirà se harán en Isil y Alins (23 de junio), València d'Àneu (1 de
julio) y Alós d'Isil (8 de julio). En estas celebraciones, cuando los falleros
llegan a la plaza depositan sus fallas en la hoguera y se ameniza la fiesta con
música, torta y vino y danzas tradicionales alrededor del fuego. Previamente,
en Sort (17 de junio), los falleros finalizan la bajada en el Parque del Riuet,
donde son recibidos con una gran fiesta reivindicativa que incluye la Canción
del Fallero y un baile.
En cuanto a
la Val d'Aran, la Crema deth Haro se celebra en Les, con la quema de un tronco
de abeto de unos doce metros de altura plantado el año anterior y a su
alrededor se bailan danzas aranesas, mientras que Arties (Naut Aran) acoge la
quema del Taro, que se bendice y se arrastra por todo el pueblo hasta la casa
del alcalde. Durante el recorrido los jóvenes saltan por encima del Taro,
acompañados de música, folclore y danzas. Ambas fiestas tienen lugar el día 23
de junio.
En el Alt
Urgell, las fallas de Alàs i Cerc, recuperadas en el 2021 tras muchos años de
no celebrarse, tendrán lugar el 23 de junio. Están datadas en el año 1543, lo
que convierte esta población en la más antigua documentada en los Pirineos
catalanes de las que celebran el solsticio de verano con la bajada de fallas.
El descenso comienza en la ermita de las Peces y va hasta el pueblo de Alàs.
Las fallas son una clara representación de que, en el mundo rural, las fiestas populares suelen estar íntimamente ligadas a los ciclos agrarios y solares. En este caso arrancar el fuego, símbolo del sol, de la montaña y bajarlo hacia el pueblo sirve para purificar los campos y los bosques, purificar a la población y preservarla de los malos espíritus.