Hace unos pocos días nos dejó Salvador Távora…
Nos dejó su cuerpo pero su espíritu seguirá aquí, en el flamenco, dejando huellas que el tiempo no podrá borrar...
En el mes de mayo del pasado año lo pudimos entrevistar, a propósito de su obra "QUEJÍO" volvía a los escenarios, en concreto al Teatro Fernán Gómez, en Madrid, para demostrar que su apuesta sigue siendo válida…
Hemos cogido partes de aquella ocasión y las publicamos aquí, como un pequeño homenaje al maestro (DEP) …
Salvador Távora nace en Sevilla, en 1934, y se cría en un barrio popular, el Cerro del Águila, en medio de las dificultades económicas y culturales que siguieron a la Guerra Civil española. Realiza sus estudios primarios en la escuela pública de su barrio, y a los catorce años ingresa como aprendiz en los talleres mecánicos de HYTASA una fábrica de tejidos, en la que aprende y ejercita el oficio de soldador eléctrico, al tiempo que amplia sus estudios en las clases nocturnas impartidas en la misma fábrica.
Como
los demás niños del Cerro se impregna de la vida del barrio, familiarizándose
con los cantes por soleá de “El Papero”, y los fandangos comprometidos de “El
Bizco de Amate”, un universo de tonalidades que formalizarán más tarde su
concepto del flamenco y de su función social.
Quién es Salvador Távora
en sus propias palabras
Soy un hombre de teatro y por vía del arte he
expresado mi compromiso artístico y social. Creo que el arte tiene que tener
una relación muy directa con los sentimientos de las personas que lo ejecutan.
Távora concibe y elabora, en los últimos
meses de 1971, en un pequeño local de su barrio el Cerro del Águila el
espectáculo teatral ‘Quejío’ donde arremete contra el academicismo…
¿Quién fue Paco Lira? ¿Y
La Cuadra?
Paco Lira era el dueño de un bar, La Cuadra,
donde se formaron y desarrollaron importantes propuestas artísticas, no sólo en
el flamenco sino en otras artes perseguidas por el régimen dictatorial de entonces.
También era un hervidero político y un lugar de encuentro y refugio de mucha
gente contraria al régimen.
¿Qué significaron esos dos
nombres en su vida artística y profesional?
Fueron un punto de partida de una nueva forma
de entender el flamenco y su misión en la vida de la sociedad andaluza.
‘Quejío’
ve la luz definitivamente en 1972, “siete cantes y tres bailes, enumerados
en diez Ritos o ceremonias, a través de un planteamiento en el cual casi se
consigue fundir cante y baile con la posible o casi segura situación de una
colectividad oprimida, en la que la queja o el grito trágico de sus individuos
sólo ha servido, por una premeditada canalización, para divertir a los
responsables”. Tal como lo explicaba el propio Távora ese mismo
año.
¿Qué supuso ‘Quejío’ en el
flamenco?
Una ruptura con el flamenco de postal, de
tablao, de fiestas. Y era necesario poder volver a sus orígenes comprometidos
con la vida de un amplio sector de la sociedad andaluza marginada.
¿Si no hubiera pasado
dificultades hubiera nacido ‘Quejío?
No. Quejío es el fruto y el exponente de mi
forma de vivir, de mis vivencias duras que se debían a unas situaciones
extremas de la posguerra.
QUEJÍO |
¿Tiene el mismo valor ‘Quejío’
ahora que cuando se estrenó?
Creo que fue una respuesta contundente al
mostrar el lugar que debía de ocupar el arte y el compromiso a las necesidades
de entonces. Y entiendo que hoy las circunstancias están llevando a la sociedad
a un punto con afinidades en este sentido con aquellos tiempos.
¿Se podría hacer algo
similar a ‘Quejío’ en nuestros días tal como está el asunto?
Creo que es más acertado volver a mirar a Quejío.
Pienso que los pueblos de España, al margen de sus situaciones políticas,
tienen que encontrar las diferencias que los distinguen como pueblos, sin que
por ello se rompa ninguna unidad tan proclamada.
QUEJÍO |
¿Quiénes se pueden
considerar sus herederos artísticos?
Los empeñados en reafirmar un arte
identificable con sus propias formas culturales.
¿Hay afición al flamenco?
Hay que buscarla y no confundir el flamenco
con el cuplé y el folclorismo.
El flamenco de ahora o el
de antes, ¿cuál es más auténtico?
El de antes por su espontaneidad y personales
formas de expresarlo lejos del academicismo.
Desde
1972 hasta hoy, Salvador Távora ha recibido infinidad de premios y
distinciones, tantos nacionales como internacionales…
¿Qué suponen los premios
para usted?
Un estímulo y un motivo para reafirmarme en
mis conceptos sobre la vida, el arte, y en definitiva sobre la cultura.
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